jueves, 11 de octubre de 2012

El error de la indiferencia.

   En estos tiempos convulsos en los que vivimos crisis económica, social y política, nos estamos dejando arrastrar por un pesimismo exacerbado que nos hace quedarnos paralizados ante semejante oleada de malas noticias. Y ahí es donde cometemos el principal error. Está muy presente en la sociedad la idea de que la clase política ha abandonado a la ciudadanía, que no nos sentimos representados por ellos, y así es en su mayor parte, los partidos políticos no están sabiendo conectar con la sociedad y la democracia está cayendo a los niveles más bajos de valoración desde 1978. Pero, el porcentaje que resta pertenece a los ciudadanos, a nosotros, a los que sufrimos los recortes sociales, a los que la vorágine de las cifras macroeconómicas se nos lleva por delante y no nos deja ver más allá. Por tanto, hay que despertar, tanto el ciudadano de a pie, como el que participa como militante en asociaciones, partidos u otras organizaciones, debe o debemos en este caso arrimar el hombro en esta delicada situación, para poder cambiar esta realidad en la que nos movemos. Que los partidos no satisfacen nuestras necesidades, que no defienden nuestras demandas, pues tanto los que estamos dentro de ellos como desde fuera hay que perseverar, dialogar e intentar convencer para conseguir darle la vuelta a esta situación.
Todo ello es difícil viendo a diario las dificultades que encontramos, subida del paro, desahucios, subida de precios, incompetencia gubernamental y lo más grave, dependencia absoluta del exterior a la hora de tomar decisiones, ya sea de la U. Europea, FMI u otro organismo internacional.
Pero lo peor es la indiferencia, y lo digo en primera persona, ya que siento ese sentimiento ante esta realidad, por lo que hay que reaccionar, en Montilla, donde nos gobiernan incumpliendo punto por punto el programa electoral, mimetizando de forma asombrosa la actitud del gobierno central, en Andalucía, donde los objetivos de déficit impuestos desde Madrid están deteriorando servicios tan básicos como la sanidad y la educación y por encima de todo, en España, donde la política del gobierno está asfixiando a los ciudadanos con recortes sin atisbo de recuperación por ningún lado.
Finalmente, la desafección debe ir acompañada de la acción no de la pasividad, ya que de esta forma, las urnas se llenaran de votos en blanco o de abstención, y entonces, ¿tendremos derecho a protestar?.

Juan Ignacio Peláez Torres.
Secretario de Movilización y Redes Sociales PSOE-A Montilla